Tiempo después, no sé cuanto exactamente, desperté. Rehice la cama, quitando todas las arrugas con delicadeza, y coloqué bien la almohada.
Decidí comenzar mi trabajo de asistenta de limpieza, y así echar un vistazo al hotel y ver que tipo de gente se encontraba por allí. Realmente me daba igual, pero debía entretenerme con algo.
Caminé por la habitación hasta llegar al baño. Palpé la pared, en busca del interruptor... y tras un par de intentos, se encendió la luz.
Abrí un pequeño armario junto al espejo, y tomé el cepillo. Tras peinarme y arreglarme, decidí ir al almacén de la limpieza.
Crucé la habitación, giré el pomo, y salí.